Mostrando entradas con la etiqueta #mascotas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta #mascotas. Mostrar todas las entradas

viernes, 7 de noviembre de 2025

. 🐾 Seventeen Years, My Champion

 

Seventeen Years, My Champion

A few months ago, I wrote what follows because I thought you wouldn’t make it to your 17th birthday. But today, despite the difficult day you’ve had — that we’ve both had — we’re celebrating your life, because you did it. One more year, like a true champion. Always our champion. 🤍



My dear old boy,

I want to write to you now, while you’re still here,
with us, with your gentle gaze,
even though your almost 17 years weigh on every step
and your body grows more fragile each day.

For some time now, osteoarthritis — or whatever it is that troubles you —
has tried to stop you… but it hasn’t.
With your treatment, with our company,
you’ve carried on like a silent warrior,
like that gentle guardian who always kept everything in order,
in your own way, with patience, with a wise old soul.

But for a year now, something has changed.
Your fainting spells, fleeting as shadows,
leave us frozen, our hearts suspended.
The tests say everything is fine,
but they whisper what we don’t want to hear:
that it’s age… and that any day now…
And I don’t want that day.
Not yet.
Not so soon,
because we still haven’t healed from your brother Baily’s goodbye,
who left us less than five months ago.
I still don’t know how to live with that absence,
and already I fear yours.

Thank you, my old boy,
for all these years
of pure love and loyalty.
For making us laugh with those short little legs
that sometimes couldn’t quite make the jump,
for playing with your older sister
even when she was so grumpy,
for welcoming every new member so gently,
as if you were a father—or a mother—to them all.
Because you, with your immense kindness,
became the heart of this small family.

Now I see you, there on the terrace,
searching for that little ray of peace,
that moment of warm breeze.
I can’t leave you out long in the heat,
but you wanted to go.
And who could deny you that joy?
One more minute… just one more…

Sometimes your gaze drifts away,
traveling to places I cannot follow.
But you still eat, you still come for cuddles,
and that gives us hope,
even as pain quietly lingers,
knowing you’re slowly fading…

And when you come, heavy and insistent,
seeking our attention with little cries and paws,
we tease you, calling you a nuisance.
But I’ll even miss that.
Because there are so, so many memories,
enough to fill endless pages
with the moments we’ve shared.
And I can’t.
My heart won’t let me.
The tears fall down my cheeks,
and I can barely breathe.

When you’re gone,
no one will dry my tears with soft little caresses.
No one will know, like you do,
when I cry, even over a movie.
No one will come to comfort me
with that unconditional love that only you have.

And you drift away…
slowly, quietly…
but taking a piece of me with you.


Dedicated to you, my faithful companion,
my silent comfort, my wise, sweet boy.
Thank you for every day, for every moment.
When the time comes to let you go,
my heart will go with you.
Always. 🤍

© María F. Rivera — All rights reserved

domingo, 25 de diciembre de 2022

El gato que ya no está triste.

 

 

Queridos Karen y Karen macho:

Como sabéis vengo de una familia numerosa, muy numerosa en una casa pequeña, tanto que siempre teníamos la ventana abierta para que pudiéramos salir y así no estar todos apretados en ella, por lo que la mayor parte de mi vida la pasé en la calle, comiendo aquí y allí donde veía a esas chicas tan buenas que ponen comida a los michis que no tienen casa, y claro tenía que compartir, y eso es duro. Hacía mis cositas en la calle, dormía bajo los coches, estaba tiznado y lleno de pulgas todo el tiempo aunque era feliz a mi manera.

Soy bueno con las personas y much@s se paraban a acariciarme y decirme cosas  bonitas, pero no todo el mundo es así, alguna que otra vez me han echado de algún sitio de malas maneras. Otras  veces contemplaba por las ventanas a esos michis que tenían la suerte de tener una familia normal,  con una Karen y un Karen macho, sentados en el regazo de uno u otro recibiendo caricias, una casa calentita en el frio invierno y un lugar fresco en los calurosos días de verano.  He dicho que a mi modo era feliz, pero no podía evitar derramar una lagrimita al observas esas escenas, al fin y al cabo todos tenemos nuestro corazoncito, los animales, los michis como yo también.

Por eso, el año pasado por estas fechas yo pedí algo, un solo regalo. En la noche levanté mi mirada al cielo, ahí por donde dicen que pasa el trineo de Santa y por donde apareció la estrella que guio a los Magos de Oriente, y dije Por favor, quiero para el año que viene tener una familia, una vida como esas de detrás de las ventanas, quiero mis papás humanos, sentir el calor de un hogar, quizás con algún hermano peludo pero no tantos, para que las comida, las caricias y los mimos alcancen para todos

Pero pasó Navidad y parecía que Santa y los Reyes Magos habían pasado de largo, mi vida seguía igual, pasó enero con sus lluvias, su frío, luego llego febrero…. Y por fin ¡MI REGALO! Llegó un poco tardío; dicen que más vale tarde…aparecisteis vosotros, mi Karen y  mi Karen macho que me invitasteis a comer una mañana, y pasar un ratito con vosotros en vuestra tienda, y luego otra mañana, otra y otra más. Las mañanas se convirtieron en días, cuando tocaba irse se nos rompía el corazón a los tres , a mi porque me quedaba pasar toda la noche al raso si acaso no podía volver a mi casa, a vosotros porque no sabíais si tendría cobijo.

Pusisteis una casita de cartón con una cobijita en la puerta de la tienda por si después de mi ronda me daba por regresar, alguna vez lo hice y créeme que intenté abrir la puerta pensando que estabais dentro, pero no era así entonces la tristeza me invadía de nuevo. Aunque desparecía al día siguiente cuando os veía llegar.

Pasaron los meses y mi vida fue cambiando poco a poco, hicisteis lo posible por hacerme sentir bien, querido , uno más de vosotros pero había algo frenaba para que  pudiera ser totalmente vuestro , esa familia mía… que aunque ni se había dado cuenta que yo andaba rondando otros lugares, estaba ahí.

Llegó agosto con sus vacaciones y os preguntabais que hacer conmigo cuando cerrarais unos días, imaginar que al volver yo no estuviese os aterraba, podía pasarme algo en esos días, quizás me olvidase de vosotros.. Ese era vuestro miedo. Pero el destino que a veces no es tan cruel hizo que un día vierais con vuestros propios ojos como  corría contento a vuestro encuentro y casi me atropella un coche, el corazón se nos paralizó a los tres y justo esa tarde ya no volví a quedarme fuera expuesto a todos los peligros, me dejasteis en la tienda, con mi comida, mi arenita y toda la tienda para disfrutar, el siguiente día fue duró porque tocó Vet, test, pipeta etc. Y esa noche por fin dormí en el que iba a ser mi nuevo hogar, conocí a mis hermanos,  como todo comienzo fue un poco complicado el viejito (como le llamo) es un amor, súper tranquilo. El nervioso (así lo veo) tiene mi misma edad y será por eso que chocamos más. El rubio, es el peque de la casa  y es con quien me llevo mejor  pero poco a poco nos hemos ido acostumbrando y se puede decir que ya nos queremos.

Ahora no solo tengo a mis papas humanos, mis hermanos, también tengo una tía que me adora aunque es un poco sobona, y cada vez que me ve no deja de toquetearme y hacerme rabiar, pero sé que me quiere también, como mi primo. Hasta llegaron los tíos de América que me los eché al bolsillo tan sólo con dirigirles una mirada con mis ojazos color de cielo.


 Sigo yendo a la tienda todos los días porque pensáis que es mejor, como os reís de mí cuando contáis a la gente que soy el único hijo que va a trabajar con vosotros para poder seguir dando de comer a mis hermanos, pero eso me gusta porque me siento especial.

Y hoy cuando dicto esto a mi Karen, después de pasar mi primera Nochebuena en un hogar que ya siento mío, aquí al solito de este maravilloso día de Navidad doy gracias y he vuelto a pedir un regalo, pero esta vez no para mí, sino para todos esos michis que aún siguen ahí fuera, ojalá ellos también puedan disfrutar de un hogar la próxima Navidad, pero si es antes mucho mejor.

 

Esta historia está basada en hechos reales aunque se han obviado los nombres y el lugar para preservar la privacidad de los protagonistas, y se han dramatizado un poco los hechos por el bien de la historia.

Gracias a todos los que leyeron hasta el final y los que no...

 

                    PD  (SANTA Y LOS MAGOS DE ORIENTE EXISTEN)

 

 Firmado.

El gato que ya no está triste.

all rights reserved




 

 

domingo, 4 de abril de 2021

Jueves Santo, el día que quisiste volar.


Desde que llegaste a mi vida, te has estado trepando, (por mis piernas, por las cortinas) saltando de un sitio a otro, hasta subirte en las puertas, siempre has sido un aventurero, pero esta tu última aventura pudo acabar muy mal, sólo puedo imaginar lo que sentiste mi pequeño, y daría todo porque no hubieses pasado por esto, pero tú eres así, como Houdini, un escapista y te buscaste la forma de salir a vivir la experiencia. No sabes lo que sentimos cuando no te encontrábamos en la casa, salimos como locos a buscarte, con la buena fortuna de que no estabas lejos, aunque esa caída del sexto piso no es que fuera como para alegrarse. Se me cayó el alma a los pies cuando la vecina de abajo dijo que había caído un gato desde arriba en su mesa, y lo dijo con desprecio, con rabia porque la habías roto. ¡Bendita mesa que amortiguó tu caída! y tuviste fuerza aún para saltar al otro patio y alejarte de esa mujer. Cuando te vi allí acurrucado junto a la puerta, asustado pero vivo, respiré mi baby, pudimos sacarte de ese patio gracias a Marisa, que ni sé pensó lo que hacía al treparse por la escalera y luego saltar desde casi dos metros al patio para cogerte, ella si es una buena vecina, una buena persona.

Hoy por fin cuando te recogimos del vet, sabiendo que estabas totalmente bien, se acabó la pesadilla y todos respiramos tranquilos, tu papá, tus hermanos que te buscaban por la casa y estaban desorientados sin tí, y yo mi vida, también respiro, ahora que duermes aquí conmigo.


 

Mi pequeño, por fortuna este post es para dar las gracias porque sigues aquí, nada te ha pasado, sólo un susto para ti, para nosotros, y sé que ese día que quisiste volar, tus ángeles de la guarda, tus hermanos, mis gatos de cielo, te envolvieron en sus alas para que nada te pasara, porque siempre les pido que os cuiden desde allí arriba.

Te quiero mi campeón, 


 

María F Rivera