
Desde que llegaste a mi vida, te has estado
trepando, (por mis piernas, por las cortinas) saltando de un sitio a otro,
hasta subirte en las puertas, siempre has sido un aventurero, pero esta tu
última aventura pudo acabar muy mal, sólo puedo imaginar lo que sentiste mi
pequeño, y daría todo porque no hubieses pasado por esto, pero tú eres así,
como Houdini, un escapista y te buscaste la forma de salir a vivir la
experiencia. No sabes lo que sentimos cuando no te encontrábamos en la casa,
salimos como locos a buscarte, con la buena fortuna de que no estabas lejos,
aunque esa caída del sexto piso no es que fuera como para alegrarse. Se me cayó
el alma a los pies cuando la vecina de abajo dijo que había caído un gato desde
arriba en su mesa, y lo dijo con desprecio, con rabia porque la habías roto. ¡Bendita
mesa que amortiguó tu caída! y tuviste fuerza aún para saltar al otro patio y
alejarte de esa mujer. Cuando te vi allí acurrucado junto a la puerta, asustado
pero vivo, respiré mi baby, pudimos sacarte de ese patio gracias a Marisa, que
ni sé pensó lo que hacía al treparse por la escalera y luego saltar desde casi
dos metros al patio para cogerte, ella si es una buena vecina, una buena
persona.
Hoy por fin cuando te recogimos del vet, sabiendo
que estabas totalmente bien, se acabó la pesadilla y todos respiramos
tranquilos, tu papá, tus hermanos que te buscaban por la casa y estaban
desorientados sin tí, y yo mi vida, también respiro, ahora que duermes aquí conmigo.
Mi pequeño, por fortuna este post es para dar las
gracias porque sigues aquí, nada te ha pasado, sólo un susto para ti, para
nosotros, y sé que ese día que quisiste volar, tus ángeles de la guarda, tus
hermanos, mis gatos de cielo, te envolvieron en sus alas para que nada te
pasara, porque siempre les pido que os cuiden desde allí arriba.
Te quiero mi campeón,
María F Rivera